Mientras algunos grupos hacen llamados nuevamente a interrumpir el calendario escolar por motivos ajenos a emergencias reales, volvemos a preguntarnos: ¿hasta cuándo vamos a seguir jugando con el futuro de nuestros jóvenes? Que los estudiantes sigan perdiendo clases por decisiones gremiales es simplemente inaceptable. La educación no puede seguir siendo rehén de intereses particulares. Seguir leyendo aquí