Lo que está pasando en Changuinola no se trata simplemente de que “no quieren razonar”. Aquí hay algo mucho más serio: se está usando al sindicato para hacer política, dejando a un lado lo que de verdad importa —el bienestar de los trabajadores—, y saltándose lo que dice la ley y la propia convención colectiva. Se olvidaron de que en toda relación laboral hay derechos, pero también hay deberes. Seguir leyendo aquí.