Tiene lugar en el curso de esta semana, la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que, sin duda, concentrará la atención internacional sobre nuestro país. Convocada por el Papa Francisco, la actividad congrega a jóvenes de los distintos continentes, entre otros propósitos, para reavivar la fe católica.
Es una oportunidad magnífica para proyectarnos ante el mundo como la sociedad que en esencia somos: abierta a todas las formas de pensamiento y dispuesta enriquecerse con las diversas manifestaciones culturales que confluyen y continuarán conformando nuestra identidad nacional.
Pocos países pueden exhibir una trayectoria más orientada hacia la diversidad y la inclusión que la panameña y, en consecuencia, más identificada con la paz y la solidaridad que el nuestro.
Mientras en distintas partes del mundo existen conflictos que son afrentas a la condición y a los derechos humanos, Panamá muestra con orgullo un clima de tolerancia y respeto en cuyo marco nos es posible dirimir y superar las diferencias obvias que suelen presentarse entre nosotros. En ese sentido, somos un referente regional y mundial que todos debemos comprometernos a preservar como el bien más preciado que podemos legar a nuestros hijos y a las futuras generaciones.
En igual sentido, y como lo hiciéramos durante el pasado mundial de Rusia 2018, los días de la JMJ permiten mostrar la alegría que nos caracteriza como pueblo. Exhibamos ese entusiasmo contagioso que proviene de nuestra mezcla de razas y que habla del carácter de la gente que somos: luchadores, emprendedores, nunca vencidos por la adversidad y, en cambio, triunfantes siempre ante los más grandes desafíos.
Ese es el Panamá que debe palpitar durante todos estos días, y cuyo espíritu debemos prolongar en los meses siguientes.
Celebremos, entonces, con el merecido orgullo de sabernos panameños, y junto con todos los que nos visitan desde los cuatro puntos cardinales, ser nuevamente anfitriones del mundo.
Gabriel Barletta
Presidente CCIAP